Desde los lagares de las zonas altas del Valle de la Orotava bajaban centenares de carretas cargadas con pipas de vino hacia los almacenes de los muelles. Uno de ellos era el camino de la montañeta que acaba destrozado cada poco. ¿Quién debía pagar el arreglo? El alcalde Mayor de la Villa de La Orotava lo tenía clarísimo.
Mui Señor mío:
Hallándome informado de que el camino de la montañeta está enteramente destrozado a causa de las carretas para conducir los vinos a este Puerto, considero que corresponde más bien a los Comerciantes el mismo que a otro ajeno el contribuir para su composición por el perjuicio que pueden recibir así en no encontrar quien quiera bajar las pipas, como en el quebranto a que estas se exponen; cuyas razones hago presente a Vuestra Merced, y espero que a imitación de otras personas de ese puerto, se servirá Vuestra Merced manifestarme su voluntad, y en su vista dar las órdenes correspondientes para proceder a dicha composición.
Dios guíe a Vuestra Merced muchos años.
Orotava y Enero 13 de 1800
Besa la mano de Vuestra Merced su mui atento servidor.
Francisco Xavier Otal Palacin
