El 13 de julio de 1795 partía desde el Puerto de La Orotava la fragata mercante inglesa Willingmind, su capitán Joseph Duncan, con una cargamento de 278 pipas [23.098 galones], es decir 105.005 litros de vino valorados en £19.24 libras [£10 por 120 galones], vamos, mucho dinero.
Hasta ahí todo normal pero lo curioso de este embarque es que también se subía otros envíos paralelos. Cito literalmente:
“...por orden de Josef de Betancourt y Castro por el costo de una quarterola de vino viejo superior marcada A.B. [Agustín de Bethencourt] que de su orden y cuenta embarcamos en el Bergantín Willingmind a la consignación de Juan Cólogan de Londres para su hermano Agustín de Betancourt y Molina”.
Agustín, de 35 años, residía por entonces en Londres desde 1793 comisionado por el gobierno español y durante tres años realizó proyectos y estudios sobre excavadoras, dragas y transmisiones para molinos de viento y comenzó sus trabajos de telegrafía óptica. La cuarterola [cuarta parte de un tonel, es decir 125 litros] viajó desde la base naval de Portsmoth hasta Londres en un carruaje que le proporcionó Juan y que recibió en su casa. Tantos litros de vino viejo superior [probablemente vidueño de 1 o 2 años] seguramente los compartió sino obsequió a sus amigos y no dudo que le permitió sobrellevar con más ánimo los fríos días londinenses.
Precisamente en ese año Agustín, y tal vez por los efluvios del vino, algo que no necesitaba su prodigiosa mente, obtuvo, en concurso público, un premio convocado por la Society for the Encouregement of Arts Manufactures and Commerce por una máquina para cortar hierba en los ríos y canales. Ganó además dos premios, otorgados por la Royal Society of Agriculture de Londres, que lo nombró socio de mérito. Un año más tarde regresó a París para estudiar la telegrafía óptica de Chappe, pero viendo la complicación del sistema propuso a Abraham Louis Breguet la creación de un sistema de telegrafía óptica.
