SOBRE ALGUNOS RELATORES DE ESTA TRISTE ERUPCIÓN
Dado que la ciencia y la historia rara vez se cruzan es normal oír en estos días a los científicos (geólogos incluso) y a determinados periodistas, tratando de improvisar sus crónicas con una cierta ausencia de locuacidad y de terminología científica. Con esto no quiero enjuiciar a nadie, ni mucho menos porque reconozco que es difícil, pero si al menos estudiaran nuestra histórica volcánica y las crónicas de 1909 sobre la erupción del Chinyero o de las narices del Teide en 1798, apreciarían que aquellos cronistas estaban mucho mejor dotados para narrarlo que muchos de los actuales. Cierto que “el directo obliga” y la inmediatez impide que se preparen las crónicas, pero como en todo en la vida hay que formar a la gente antes de lanzarlos a la pantalla.
Seguramente los narradores no recuerdan y menos han leído la “Memoria Histórico-Descriptiva de aquella erupción volcánica acaecida en 18 de noviembre de 1909” redactada por Antonio Ponte, profesor del Instituto Cabrera Pinto de La Laguna. Lo cierto es que su crónica fue una novedad por el hecho de ser la primera de la historia vulcanológica de las Islas que se fotografió y estudió científicamente. Tan preparado estaba que Antonio fue destacado por el Gobierno para hacer un estudio in situ de la misma, recorriendo todos los lugares a los que afectó y dibujando “desde el suelo” este magnífico plano que les muestro y que supera a cualquier infografía de la televisión (por cierto he visto muy pocas).
Su trabajo descriptivo era tan considerable que el gobernador se desplazó a Madrid para presentar el libro al mismo rey Alfonso XIII (en aquella época el gobernador mandaba un poco). La prensa escribió «El digno jefe del Ministerio de la Gobernación D. Manuel Luengo, hizo entrega a S. M. el rey en la audiencia que tuvo a bien concederle de una importantísima Memoria del ilustre doctor Ponte, hijo de la Laguna [Tenerife], sobre la erupción del volcán Chinyero y de preciosas fotografías de la erupción muy interesantes, las cuales fueron muy del agrado de Su Majestad, así como la Memoria que tan brillantemente está escrita y que con numerosos datos el Sr. Ponte ha coleccionado su trabajo en el constante estudio que hizo del volcán˃.
Tal vez, tomándose un sosegada tarde, muchos encontrarán en ese libro las claves que describen un suceso geológico tan complejo como es una erupción volcánica. Ya sí de camino, todos aprendemos un poco más, que falta nos hace.
Carlos Cólogan Soriano
