Melchor Ponte Méndez. 1924
En unos pocos días se van a cumplir 83 años del trágico accidente que sufrió mi tío abuelo Melchor Ponte Méndez. Solo tenía treinta años y toda su vida por delante. Confieso que su recuerdo me marcó mucho siendo un crio pues su foto presidía una casa veraniega en la finca del Guincho, al norte de Tenerife, a donde íbamos a veranear.
Me llamaba la atención su porte, su elegancia y sobre todo su serenidad. Recuerdo preguntarles a sus hermanas, mi abuela Cristina y tía Constanza y ambas rememoraban con tristeza su pérdida. Era su hermano y que aquello sucediera con aquella crudeza debió ser un golpe demoledor para toda la familia. A mí su retrato me cautivaba y me persiguió durante años soñando muchas veces con emularle. Sin embargo mi afición infantil se diluyó y mi ambicionada vida de militar de aviación derivó a la de ingeniero industrial que ya es bastante.
Por este motivo esbozaré en su memoria un breve relato de su corta vida, que pretende ser mi particular homenaje a alguien a quien toda la familia nunca olvidará.
Melchor Ponte Méndez. 1932
Melchor Ponte Méndez nació en el pueblo de Garachico, al norte de la isla de Tenerife, el 31 de julio de 1903. Era hijo de Gaspar Ponte Cólogan y de María Luisa Méndez de Lugo y Ascanio. Estudió el bachillerato en el colegio de San Isidro de La Orotava, entonces regido por los Hermanos de La Salle, luego se trasladó a Madrid, donde hizo la preparación para los estudios militares, en los Jesuitas de Areneros y, tras la oposición, ingresa en la Academia de Artillería de Segovia, el 27 de agosto de 1921. Concluidos los estudios, fue promovido al empleo de teniente de Artillería el 25 de mayo de 1925 y es destinado al Regimiento Mixto de Artillería de Tenerife, donde presta sus servicios.
El día 8 de diciembre de 1927, se le nombra alumno del 32 curso de Aviación, en Cuatro Vientos, obteniendo el 14 de julio de 1928, los títulos de observador y de piloto militar de aeroplanos. El 22 de octubre de ese mismo año fue destinado a la base de hidroaviones de Atalayón, Melilla y después al grupo de Instrucción en el aeródromo de Getafe. Más tarde prosiguió su servicio en la Escuela de Tiro y Bombardeo de los Alcáceres, de donde pasó destinado al aeródromo de León y luego a la escuadra nº3 de Experimentación de Cuatro Vientos.
En noviembre de ese mismo año se le confirió una comisión de servicio en París para visitar el XIII Salón Internacional de Aviación; incorporándose a su antiguo destino en Cuatro Vientos una vez concluida aquella comisión.
En noviembre de ese mismo año se le confirió una comisión de servicio en París para visitar el XIII Salón Internacional de Aviación; incorporándose a su antiguo destino en Cuatro Vientos una vez concluida aquella comisión.
Durante la II república [1931-1939] y por Orden de 9 de diciembre de 1932 se le concedió el empleo de capitán de Artillería, al tiempo que continúa prestando servicios en Aviación; por esos días efectuaba vuelos en aviones de los tipos: Breget IXX, D.H.9., Niewport, Avro y Canchón.
El año siguiente continuó prestando servicios en la Comisión de Homologación y Equipo, en la Escuadrilla de Experimentación, hasta el 30 de agosto de 1933, en que, sobre las 11 horas y cerca del aeródromo de Cuatro Vientos, en vuelo de prueba, el aparato que pilotaba, al hacer un looping a una altitud de 500 metros, entró en barrena.
Dicho aparato (era un prototipo) había sido diseñado por el capitán José Luis Servet Altamirano y el alférez Miguel Guinea Elorza, ambos ingenieros aeronáuticos y experimentaba en vuelo acrobático y al no salir de la barrena sufrió un encontronazo contra el suelo que le produjeron gravísimas heridas y a consecuencia de ellas falleció.
Dicho aparato (era un prototipo) había sido diseñado por el capitán José Luis Servet Altamirano y el alférez Miguel Guinea Elorza, ambos ingenieros aeronáuticos y experimentaba en vuelo acrobático y al no salir de la barrena sufrió un encontronazo contra el suelo que le produjeron gravísimas heridas y a consecuencia de ellas falleció.
Las crónicas del accidente mencionan que volaba solo y que en el accidente sufrió graves heridas especialmente en cabeza y piernas. El impacto se había producido en unos campos de cultivo propiedad de un tal Loring. Tras ser trasladado con vida al hospital militar de Carabanchel falleció nada más entrar en él. [ABC, 31-08-1933].
Como ya no viven ni mi abuela Cristina ni tía Constanza, lo puedo contar. Melchor estaba soltero, pero alguien me contó que se le conocieron dos amores. Uno de ellos fue su prima María del Carmen de Ponte y Miranda. Se sabe que se vieron en Madrid, tras el matrimonio de ella en Suiza. En ese encuentro María del Carmen le dijo que sería siempre el amor de su vida, pero que no podía casarse con él por la tuberculosis que padecía. Melchor a su vez mantuvo un noviazgo con Lolita del Castillo-Olivares, que lo visitó varias veces en Madrid en el aeródromo de Cuatro Vientos.
Izquierda. Constanza Ponte Méndez junto a a Lolita del Castillo Olivares.
Derecha. Lolita junto a Melchor Ponte Méndez.
Melchor era considerado un gran experto según cuentan las crónicas periodísticas. En los últimos años estaba destinado en la base aérea de Tablada pero solo hacía unos meses que había sido trasladado a Cuatro Vientos, prestando sus servicios en la Escuadra Número I.
El sepelio se celebró en el depósito del hospital de Carabanchel [ABC de 01-09-1933], convertido en capilla ardiente, donde velaron su cuerpo sus compañeros. El ataúd estaba cubierto con la bandera nacional y presidía un crucifijo y alrededor del ataúd, como suele suceder en estos casos, había cinco coronas con sentidas dedicatorias. Pertenecían éstas a los oficiales de la fragata Presidente Sarmiento, Servicio de Aviación Militar, Aero Club, Federación de Aeronáutica, y, la última, de sus propios compañeros de escuadrilla de experimentación, quienes le acompañaban.
La comitiva la presidía el comandante Luis Riaño, en representación del ministro de la Guerra pero también se encontraban el comandante del Estado Mayor, Ángel Riaño, el general de división de Caballería Peña, los coroneles Llanos y Clavijo, el teniente coronel Herrera, el jefe superior de la Aviación Militar, comandante Pastor, el director de la Aeronáutica Buylla, el presidente de la Federación de Aeronáutica, el comandante Fernández Mulero y otros muchos mandos y numerosos soldados.
Sobre la comitiva voló una escuadrilla compuesta por cinco aparatos que arrojaron flores durante el trayecto. Al llegar al cementerio, tres sacerdotes rezaron por él y quedó enterrado en el cementerio de Carabanchel.
Descanse en paz.
Fuentes:
- Melchor Zárate Cólogan. Coronel de Aviación. Los primeros aviadores canarios. Don Melchor de Ponte y Méndez [1903-1933]. La prensa. Periódico El Día del 13 de diciembre de 1997.
- Carlos Cólogan Soriano. Los Cólogan de Irlanda y Tenerife. 2010. Pp. 355-356.
- Periódico ABC de Madrid. 31 de agosto de 1923.
- Historia de la Aviación Española. Cap. VIII. La Aviación durante la II República.
- Tras el accidente de su primer prototipo, Servet-Guinea diseñaron un segundo avión, Guinea-Sevet 2DDM, que voló bien pero fue vendido a un privado.