Desde que llegó a París su presencia causó admiración. Sus inventos, su liderazgo político y su nueva filosofía atrajeron la curiosidad de la aristocracia francesa. Benjamin Franklin llegó a Francia en diciembre de 1776 tras una peligrosa travesía en el Reprisal, un barco corsario americano. Como no tenía una residencia oficial donde quedarse el gobierno francés debió mover hilos para que Franklin tuviera un alojamiento digno.
La persona elegida por el gobierno fue el rico empresario Jacques-Donatien Le Ray de Chaumont, un simpatizante de la causa por la independencia americana. El creía firmemente en la igualdad de todas las personas y se volcó con su propia fortuna para que los padres fundadores obtuvieran la ayuda que venían a solicitar a Europa.
Jacques-Donatien Le Ray de Chaumont
Tan solícito fue con los americanos que puso a disposición de Franklin una residencia llamada Hotel Valentinois situada en el barrio de Passy en París. Mientras, él vivía en el lujoso chateau [château de Chaumont-sur-Loire] que tenía en el valle del Loire. Desde allí colaboraba con Franklin, además de hacerlo con John Adams, Silas Deane, el marqués de Lafayette y el conde de Vergennes, el ministro de asuntos exteriores de Francia, comprando para éstos navíos, armas y municiones.
Pero ahí no se terminaba su ayuda. En asuntos más domésticos, era su mujer Marie-Françoise la que se ocupaba de que estuviera bien atendido en todo momento y eso pasaba por llenar su despensa. Franklin vivía ayudado de un equipo de nueve personas, incluyendo al maitre del hotel y un cocinero. Las comidas eran algo espartanas para el estilo francés pero sin embargo no se excluían unas buenas botellas de vino. En la pequeña bodega de la residencia habían en 1778 1.040 botellas y en 1782 subieron hasta 1203, vamos, que no eran pocas ni mucho menos. Entre éstas se incluía el blanco Bordeaux, cinco variedades de champagne y una cantidad importante de jerez, por el que Franklin tenía cierta fijación. El suministro de estos vinos era competencia de la familia Chaumont. Hasta 1780 fue su mujer quien se ocupaba del suministro doméstico pero, a partir de 1780, hubo varios cambios en la familia Chaumont. Sus tres hijas, Marie-Francoise, que solo tenía 23 años cuando Franklin llegó en 1776, la segunda Sophie y la menor de las tres Thérèse-Elisabeth, tras estar fuera por un tiempo, decidieron regresar para continuar viviendo con su padre y ayudarle en lo que fuera menester.
Las tres jovencitas eran muy queridas por Franklin, pero a la mayor, Marie-Francoise, le tenía un aprecio especial. Ella, día a día, visitaba la residencia del embajador y se ocupaba de ayudarle en lo que necesitara. El aprecio era mutuo y el, en broma, la llamaba cariñosamente mon mari (mi mujer) pues incluso se ocupaba de atender a los dos nietos del diplomático Franklin y Temple. Pero sus labores no terminaban ahí, se ocupaba de pagar muchas de las facturas de los suministros de la residencia que posteriormente le abonaba el Ferdinand Grand, el financiero de la delegación americana en París. Este financiero cumplía además una doble función pues era el intermediario del conde de Aranda, embajador de nuestro país en Francia, quien también lo empleaba como enlace con el americano.
Una muestra de esas facturas estaba guardada en Filadelfia dentro de la colección The Papers of Benjamin Franklin, editada y publicada digitalmente por la Universidad de Yale. Esa carta del 18 de febrero de 1781, escrita originalmente en francés, menciona el suministro de 100 botellas de vino de Málaga para el dignatario además de otras 160 de otro vino sin determinar. La factura la pagó la hija mayor pero luego le fue reembolsada por Ferdinand Grand.
Hotel Valentinois, Passy, París
Hotel Valentinois, Passy, París
La pregunta que surge es inmediata, ¿quien les vendía los vinos malagueños?, ¿quien ordenó desde París esos vinos?, ¿acaso fue la embajada española?, ¿tal vez aquellos comerciantes canarios amigos de Franklin?, ¿como se los hicieron llegar al embajador americano? El texto menciona un alquiler de coche desde el 10 de septiembre de 1780, ¿será que se trasladó en carromato desde Málaga a París y el trayecto duró cinco meses?
Estas pequeñas anécdotas son retales de lo fascinante que fue el comercio de vinos españoles de finales del siglo XVIII. Los Malaga Wine y los Canary Wine llegaron a manos de personajes de lo más singulares como Benjamin Franklin y George Washington y merece la pena que alguien se ocupe de ellos.
Carlos Cólogan Soriano
Carlos Cólogan Soriano
Laderas de viñedos en la Axarquía. Málaga.
Doit Monsieur le Docteur franklin à Mons. Leray de Chaumont Savoir pour 5 mois de loyer d'une voiture a compter du 10 septembre 1780 au 10 courant a 360 l.t. par mois....1800
Port de lettres................................................................15
100 demies bouteilles vin de malaga a 20 s. l'une.......100
160 demies bouteilles vin des a 21 l.t. le cent..............33 12
Total ....................................................................... £ 1948 12
Je reconnais avoir recu de Monsieur le Docteur franklin la somme de dix neuf cent quarante huit livres douze sols pour le montant des dépenses ci dessus mentionnées à passi ce 11 fevrier 1781
Leray De Chaumont fille ainee.
Endorsed: Paid by an Order on Mess. Grand. Dated 18 Feb. 1781
Frases célebres de Benjamin Franklin:
Frases célebres de Benjamin Franklin:
- "El vino es la prueba de que Dios nos ama y desea nuestra felicidad."
- "Toma consejo en el vino, pero decide con agua después."
Bibliografía:
- France and America in the Revolutionary Era. The life of Jacques-Donatien Le Ray de Chaumont, 1725-1803 por Thomas J. Schaeper.
- The papers of Benjamin Franklin. American Philosophical Society y the Yale University.
- Foto de viñedos obtenida de http://www.efeagro.com/microsite/la-axarquia-vendimia-de-montanas-y-mulas/