De Notre Dame a mi casa
Un viejo libro y unas notas en su primera página me transportaron hacia 1648. El libro del que les hablo habitó en una estantería de la casa de mis abuelos durante décadas y de allí pasó a la de mi padre y luego a la mía. Así viajan siempre los libros, siglo tras siglo, de estante en estante, ignorados y acumulando grietas y polvo hasta que alguien repara en ellos y surge una pregunta y luego otra.
Este que les muestro lo escribió un tal Florimond Raemond (1540-1601) un jurista y anticuario de Burdeos pero su impresión es posterior, de 1648. Reconozco que lo desconocía todo de él hasta hoy, pero la tecnología de nuestra época nos ayuda.
Veo en internet que este erudito fue un comprometido católico antireformista, es decir, uno que luchó y argumentó contra el auge del protestantismo. En el libro también dice que fue consejero del rey en el parlamento de Burdeos o sea que era alguien muy respetado.
El puerto de Burdeos era uno de los mas bulliciosos del atlántico francés y muy bien conectado con Tenerife. El libro debió llegar a La isla en algún momento del siglo diecisiete y pasó a formar parte de la biblioteca del católico irlandés Bernardo Valois Carew, oriundo de Waterford que se estableció en Tenerife en 1684. Casi me atrevería a decir que lo pudieron traer sus dos hermanos mayores Patricio (1656-1711) y Nicolás (1647-1698) que llegaron antes que él.
En sus inventarios Bernardo relaciona sus libros y explícitamente aparece este que no dudo leyó pues era una persona muy religiosa. Su biblioteca era considerable y de temas muy variados y este simple ejemplo es una muestra de cómo nuestras islas se enriquecieron con estos libros.
Desde Europa partían hacia cualquier rincón de la cristiandad libros que divulgaban las creencias de aquellos tiempos y los religiosos o filosóficos engrosaban los estantes y las alacenas.
Un detalle para nada menor. En la parte inferior se lee “A Roven, chez Clement Malassis, tennant sa boutique dans l’estre notre Dame”.
Por esta reseña aparenta haber sido impreso por Clement Malassis un impresor y librero parisino que tenía su tienda junto a Notre Dame que regentó su taller desde 1631-1674. Así que ya puedes echar a volar tu imaginación y ver como el libro salió desde esa imprenta junto a la llorada Notre Dame para llegar a Burdeos y desde ahí en un bergantín a Tenerife.
Solo una cosa más, cuando más tiempo pasa y más se degradan sus páginas y su cubierta de pergamino encerado o tal vez piel, más valor adquiere. Ahora volveré a dejarlo en el estante donde dormirá hasta que en el futuro sus páginas vuelvan a inspirar a otro. Gracias Bernardo por regalarme este viaje en el tiempo.