EL ACTOR HAROLD
LLOYD EN TENERIFE
Harold Lloyd
(1893-1971) fue durante la década de los veinte fue el actor más popular y
mejor pagado. Era conocido sobre todo por las secuencias de persecución que
incluían proezas físicas como trepar por los muros de altos edificios. Junto a
Buster Keaton y Charlie Chaplin forman el «triunvirato» de grandes cómicos del
cine mudo.
En esa década
nuestro país era uno de los mercados más atractivos de Europa para las películas
americanas y muchos actores pasaron brevemente aquí promocionando sus
películas.
Harold Lloyd visitó Tenerife en el apogeo de su carrera, en abril de 1929, a solo seis meses de la gran crisis financiera. Sus piruetas en las alturas, subido a las vigas y colgado de un reloj (El hombre mosca, 1923), sin extras que le sustituyeran, fue su mayor éxito y permitió que muchos americanos y europeos identificaran la crisis con aquellos rascacielos de Manhattan.
En Tenerife, lo
recibió y atendió el principal empresario de teatro y cine de las Islas
Canarias, Ramón Baudet Grandy (1881-1936). Como el actor, Ramón era un gran
artista pues tocaba muy bien el piano, y era un virtuoso del violín, pues de
joven recibió clases de solfeo en la academia de música que tenía establecida
la Sociedad Santa Cecilia, actual edificio del Parlamento de Canarias. Por
entonces mantenía arrendado los teatros Guimerá, el Pérez Galdós y había
adquirido en propiedad el Teatro Circo de Marte de Santa Cruz de La Palma.
Tras el viaje promocional
a Europa volvió a Estados unidos con la crisis y comuna revolución que le robó
la celebridad y los resultados en taquilla, el cine sonoro. Solo un año después
llegaba a la península primera cinta sonora y algo más de tiempo para que
llegaran a las Islas. Afortunadamente muchos tinerfeños pudieron oír hablar aquellos
días a Harold en su perfecto inglés y quien sabe si lo hizo en el teatro de Ramón
Baudet.