El padre Tomás Cólogan Zulueta nació en Cádiz, el 16 de febrero de 1890, en los pabellones de Artillería, y fue bautizado el 26 del mismo mes por el párroco Fernando González de la Mota y Velázquez. Fue el hijo mayor de Leopoldo Cólogan y de Carmen Zulueta y González de la Mota.
Cursó con brillantez el bachillerato en el colegio de los Padres Jesuitas del Puerto de Santa María en Cádiz, obteniendo los primeros premios y distinciones en los dos últimos años [1905 y 1906] entre los que se encontraban las dignidades de regulador y príncipe del colegio, de donde pasó al noviciado de la compañía de Jesús. Por motivos obvios, renunció al marquesado de la Candia, que le correspondía por ser el mayor de los hermanos.
Cursó con brillantez el bachillerato en el colegio de los Padres Jesuitas del Puerto de Santa María en Cádiz, obteniendo los primeros premios y distinciones en los dos últimos años [1905 y 1906] entre los que se encontraban las dignidades de regulador y príncipe del colegio, de donde pasó al noviciado de la compañía de Jesús. Por motivos obvios, renunció al marquesado de la Candia, que le correspondía por ser el mayor de los hermanos.
El artículo de prensa al que hacemos referencia, subrayaba la generosa renuncia que hizo de los bienes y honores de este mundo, y que coronó con una vida religiosa verdaderamente edificante, aureolada con destellos de sencillez evangélica, austera e incansable laboriosidad y eficiente apostolado. Sus efemérides jesuíticas se sucedieron con el ritmo tradicional de esta orden. Terminada su carrera eclesiástica en España, pasó a la universidad de Munich, donde se especializó en Historia de la Iglesia y Patrología, cátedra que regentó durante veintisiete años primero en La Cartuja [Granada], entre 1932 y 1934, en el colegio eclesiástico de Marneffe en Bélgica, Entre Os Ríos, Portugal, y, finalmente, de nuevo en La Cartuja.
Tomás Cólogan Zulueta Munich 1924
Junto a esta actividad científica fundamental, Tomás desarrolló periodísticamente diversos cursos monográficos, en especial de Historia de la Liturgia; reorganizó y amplió la biblioteca de la Facultad, colaboró en el diccionario Espasa y en diversas revistas eclesiásticas. Entre otros estudios, figura la interesante disertación histórica con que inauguró el curso académico de La Cartuja de Granada, en 1953.
Hasta aquí la faceta científica del padre Cólogan; tal vez menos conocida por los numerosos amigos y personas que experimentaron el benéfico influjo de su celo sacerdotal. El objeto predilecto de este celo fueron los sacerdotes y los seminaristas. Los catorce últimos años de su vida los consagró a la dirección espiritual del Seminario Mayor de Granada, si se exceptúa el trienio en el que tuvo a su cargo la dirección del de Guadix. Años de una labor fecunda y abnegada, cuyo complemento fue la perseverante solicitud en poner al servicio del clero su experiencia y su palabra.
Entre Os Ríos, San Isidro, Otura, Belicena, Las Palmas, son nombres que evocan la actividad apostólica del padre Cólogan con fieles de todas condiciones a los que prodigaba sus prudentes consejos y su asistencia sacerdotal, impregnada siempre de una bondad y piedad inagotable. Su última jornada la vivió en Belicena y, tras largas horas de confesionario, mientras predicaba el sermón de la Pasión la noche del Jueves Santo del 5 de mayo de 1954, le sobrevino una hemiplejia, que no superó, muriendo pocos días después, trasladándose su cadáver a la capilla del cementerio del colegio.
Al duelo de la comunidad de los padres de La Cartuja asistió el vicario general del Arzobispado, en representación del primer teniente de alcalde, Santiago González Sola, que a su vez ostentaba la representación del alcalde; el teniente coronel de Aviación, Álvarez, por el conde de Romeral, como jefe de la base aérea; José Godoy Fonseca, subdelegado de Hacienda; José Méndez Rodríguez-Acosta, ingeniero jefe de Obras Públicas así como destacados miembros del clero, de los seminarios de Granada y Guadix, representaciones de diversas comunidades religiosas y colegios. De su familia asistieron Antequera y Zárate, familiares del difunto padre Cólogan, numerosos amigos y fieles, entre los que destacaba una representación del pueblo de Belicena, en donde representó sus últimos ministerios sacerdotales. A última hora de la tarde llegaron procedentes del Puerto de Santa María, sus sobrinos, los marqueses de la Candia, Antonio Cólogan y Osborne, Cristina Cólogan y Ponte con su esposo Ignacio Osborne Vázquez además de Tomás Osborne Vázquez y su mujer.
Tomás Cólogan fue autor de una obra titulada La Iglesia Española y la restauración Católica en el Siglo XVI778. Otro de los trabajos publica dos por Tomás fue el discurso inaugural del curso académico 1953-54 en la facultad de Teología de la Compañía de Jesús de Granada, titulado De la Inquisición de Granada al Arzobispado de Lima: Santo Toribio Alfonso Mogrovejo.
De izquierda a derecha: Melchor Zárate y Mendez de Lugo, Ana Cólogan Zulueta,
Tomás Cólogan Zulueta Cristina Ponte Mendez y Leopoldo Cólogan Zulueta