Se ha sugerido, damas y caballeros, que diversas medidas provocaron el desarrollo de la Atlantic Economy: el aumento de la cantidad de esclavos en el llamado Nuevo Mundo y el agotamiento, tal vez, el retraso de las economías de las cuales se exportaban; la encouraged production de tejidos de cotton y de metallic articles en la proto-industria del United Kingdom, donde la exporting de estos productos manufacturados al llamado Nuevo Mundo (los territorios ingleses de este Nuevo Mundo, claro...) y las Indias Occidentales representaba la mayor parte de la tasa media anual de crecimiento del comercio (1'5% durante el XVIII); o, la rapidez con que surge el consenso político en el United Kingdom, donde "solamente los chiflados jacobitas echaban pestes contra la política del United Kingdom del 'blue water'". La americanization del comercio del United Kingdom, sigo a los analistas meo quidem animo que considero capaces de superior juicio.., transforma al United Kingdom de "una simple parte de una red comercial europea tradicional con crecientes intereses en los mercados americanos y de Asia" en "the atlantic economy center".
Conocimiento de embarque de Bernard Walsh. 1725 |
El fundador de tal preclara estirpe es un refugiado de ascendencia irlandesa. Se llamaba Bernard Walsh Carew [1663-1727]. A partir de 1692, combina la existencia de exiliado con la de comerciante, fijando su residencia primero en Nantes, luego, en 1707, va al sur, a Lisboa, y, finalmente, en 1714, se establece definitivamente en la bellísima isla tinerfeña. Era un gentleman enfermizo, llenito de melancolía, gotoso, al que le gustaban mucho las grandes, espaciosas residencias palaciegas, los jardines repletos de plantas muy cuidadas y los buenos libros. Las casas que construyó en La Laguna y en Santa Cruz de Tenerife eran famosas en estas ciudades por sus jardines y sus libros. Coleccionaba solamente cuadros religiosos y desde su exilio siguió haciendo copiosas donaciones a la fundación de su familia, el Holy Spirit Hospital, en su ciudad natal de Waterford. Su hijo, que hereda sus distinguished & aristocratics gustos, suplica (y, obtiene) de la corona hispana (a la que se lo agradece con un presente en pasta gansa de curso legal espectacular...) una patente de nobleza.
Pero, el verdadero continuador de la fortuna familiar es John Colgan White [Juan Cólogan Blanco], que se casa en 1742 con la hija de Bernard Walsh [Margaret Walsh Fitzgerald].
Juan Cólogan Blanco |
Margaret Walsh Fitzgerald |
Nacido en Dublín, se había reunido con una rama de la familia emigrada en tierras gaditanas -ciudad que, para entonces, había sustituido a Sevilla como centro del monopolio castellano del comercio con el llamado Nuevo Mundo-, e hizo su, digamos.., aprendizaje mercantil comerciando entre tierras mexicanas y la piel de toro. Su praxis en los negocios reflejaba las ventajas de ser de sangre irlandesa..; pues, la solidaridad de clan y la camaradería del exilio le permitieron entrar en los círculos irlandeses de todos los puertos. Podía, pues, burlar las leyes del mercantilismo explotando los privilegios de quien se allanaba a los dictos al caso castellanos en la monarquía hispana y los derechos de alguien procedente del United Kingdom en las colonias de la corte de Saint James (aunque su lealtad privada era irlandesa sin fisuras y su fe, sin matices, la de Roma). El abuelo de su mujer habia sido un gentleman titulado, mientras que John era consciente, comerciante ab essentia, compulsivamente, que era emprendedor por naturaleza. Supo arriesgarse y de esta forma hizo crecer su capital ¡del 10 al 25% anual!. A menudo, tenía por encima del 60% de su capital empleado en sus empresas, hasta que opta por diversificarlas y entra en banca. Sus negocios europeos se dirigían principalmente hacia el canal de la Mancha y el mar del Norte y sus letters of credit circulaban entre London, Amsterdam y Hamburg. sus mercados americanos incluían New England y Nueva España; y, tenía corresponsales en una cadena de puertos ¡desde Boston a Caracas!, con un puesto avanzado en el centro minero mexicano de Zacatecas.
La base de su negocio eran los vinos canarios; que, podían embarcarse en Tenerife para un viaje relativamente corto al llamado Nuevo Mundo o India o para el deleite de los gustos europeos especializados. En el XVI, plantadores genoveses habían llevado las cepas de Malvasía desde las islas del Egeo a las Canarias, donde su cultivo se extiende a medida que crece la demanda en el llamado Nuevo Mundo y que la gente del norte europeo empieza a apreciar sus dulces y licorosos productos, que viajaban bien. La "canarian glass" que saboreaban Falstaff y sir Toby Belch era la principal export de las Islas Afortunadas en tiempos del maestro Shakespeare. Losbostonians de finales del XVII conocen las Canarias con el nombre de "the wine islands". El historiador real oficial de Charles II, James Howell, alababa este "vino rico, muy firme, con gran cuerpo y gusto largo en la boca, que no tiene impureza terrenal alguna". Pero, en los tiempos de Cologan, este comercio, una cima de prosperidad durante tanto tiempo.., se hallaba amenazado por la competencia de Madeira; que, desplaza a Canarias en la estima de los/as aficionados/as del norte de la Europa, y que, gracias a su especial adaptabilidad a las temperaturas tropicales, monopolizaba el mercado de las Indias Orientales. Tenerife siempre había obtenido su vino de las uvas de segunda clase conocidas como Vidueño (que, producían vino a bajo costo con resultado mediocre y reservado al mercado interior y al consumo de los/as americanos del sur). Fuera o no Cologan quien primero tuvo la idea de convertir esos vinos en una especie de falso Madeira para competir con los proveedores lusos, sea como sea, es Colgan y no otro quien se dedica, en los años cincuenta y sesenta del XVIII, al perfeccionamiento y a comercializar exitosamente el nuevo vino tinerfeño.
Bodegas Tajinaste. Isla de Tenerife |
Cologan, damas y caballeros, se las arregló para que su producto tenga el cuerpo y el color requeridos..; y, lo ofreció a precios muy y muy competitivos en toneles de un octavo mayores que los de Madeira comme il faut. A partir de 1766, lo exporta a las Indias Orientales sometidas al United Kingdom a un precio inferior (¡a la mitad del de Madeira de verdad!). Esperaba que esta diferencia (que, uno de aquel momento califica -así nos ha llegado..-, de "monstruosa"...) induciría a la Compañia de las Indias Orientales a "enviar todos sus buques a estas islas de Tenerife, por lo menos cuando los caballeros directores conozcan su calidad". Como truco de, digamos.., sales promotion, organiza una tasting session en un buque mercante que iba rumbo a la India "cuyo responsable y caballeros me aseguraron que les placía tanto que lo veían superior a cualquier Madeira que nunca hubieran bebido".
El, digamos.., trust de compradores de vino organizado por Cologan indigna a la aristocracia hispana que era la dueña y señora de Canarias y, por tanto, de muchos campos donde se cultivaban vides. El titular del marquesado de Villanueva del Prado lo califica de "tirano mercantil" y el titular de otro marquesado (que, disculpen.., no voy a decir aquí -aunque, caso de considerarse imprescindible, se me puede pedir por e-mail privado; por supuesto- dado que su actual titular es un amigo) lo acusa de "exprimir la tierra como una esponja" y de "chupar su sangre como una sanguijuela"...
Pero, su falso Madeira ayuda, sin duda de ninguna clase, a salvar la economía de Tenerife. NO penetra, no, en el mercado europeo de modo considerable..; mas, en las colonias inglesas del llamado Nuevo Mundo goza entonces de una enorme popularidad; que, la guerra de la independencia americana no hace sino aumentar. Al igual, Cologan penetra exitosamente en India; donde su Madeira se convierte en una bebida de la puesta de sol, que daba a las distantes colonias un sabor barato de vida metropolitana.
Sevilla, mes amis/es, en la piel de toro, nunca recobraría su antiguo lugar en este nuevo mundo de Atlantic Economy, de mercantilismo erosionado... Las corrientes de metales preciosos se recuperaron, es cierto, en la segunda mitad del XVII..; pero, se desvían ya del encenagado Guadalquivir hacia el puerto gaditano; y, a intervalos, durante el XVIII, se abren otros puertos al comercio americano... La elegante Casa de la Moneda de Sevilla, ¡donde antaño, damas y caballeros, las cataratas de lingotes de metal preciosos se convertían en monedas!, es, no hace mucho que he estado.., un símbolo apropiadamente dilapidado: un barrio de MÍSERAS casuchas y de mugrientas tabernas, destinado, ¡claro!, a que lo restauren y, por supuesto, aburguesen vilmente, como una tourist attraction con ridículos apartamentos de lujo fantasma.
¡Lo que son las cosas..!, ¿no?
Suyo, damas y caballeros.
Jaume de Ponts i Mateu [jaumedeponts@terra.es]
Extraído del blog:
http://libroadictos.yuku.com/topic/2258/y-ENVIDI-las-islas-del-mencey#.VoQiw_nJy71
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