Para atreverse a cruzar el Atlántico en un bergantín cargado de vino había que tener mucha experiencia y demostrar pericia y sensatez. Llevar en las bodegas 100 o 200 pipas, era complejo pues lastraba mucho y maniobrar se hacía complicado. Además, costando una pipa £6 (200 pipas =1.200 £) resultaba mucho dinero que no se ponía en manos de capitanes inexpertos y Lambert Wickes no era uno de ellos.
Wickes trabajó para la compañía Willing & Morris durante 10 años haciendo la ruta de Filadelfia a Tenerife varias veces al año. Centenares por no decir miles de pipas de Teneriffe Wine de la familia Franchi viajaron en las bodegas del "Chester", su navío, hasta Norteamérica. En 1770, tras la muerte de Juan Francisco de Franchi Grimaldi, Wickes dejó de venir, pues la amenaza de la guerra estaba cambiando las reglas del comercio establecido.
En 1775 Wickes dejó el vino y se puso al servicio del Segundo Congreso Continental, la guerra estaba en ciernes. Una de sus primeras misiones fue en octubre de 1776 cuando navegó en el bergantín Reprisal de 16 cañones desde Filadelfia hasta las costas de Francia llevando como pasajero a Benjamín Franklin.
Cuando el Congreso americano designó a los tres signatarios para que les representaran ante las cortes europeas, Franklin hizo de inmediato los preparativos para el viaje hacia París. Partió de Filadelfia el 27 de octubre de 1776, acompañado por sus dos nietos, William Temple Franklin y Benjamin Franklin Bache. El objetivo de Franklin era obtener la ayuda de Francia y España para la guerra recién iniciada contra Inglaterra.
Antes de partir pasaron la noche en Chester, Pensilvania y, al día siguiente, embarcaron en el Reprisal comandado por Wickes. Este buque fue, de hecho, el primero en ponerse al servicio de la Continental Navy y el primero en entrar en aguas europeas. La elección del nombre Represalia tenía la clara intención de mostrar a Gran Bretaña el objeto que se marcaba la nueva marina.
Al parecer antes de partir de Filadelfia, Benjamin Franklin acumuló todo el dinero que le fue posible, aproximadamente entre tres y cuatro mil libras y lo depositó como préstamo a disposición del Congreso, como muestra de su compromiso por la causa de la independencia de su país y de su confianza en el resultado de su gestión.
Después de atravesar los cabos de Delaware, Wickes puso rumbo este hacia las costas de Europa. En el trayecto fue observado por cruceros ingleses que le seguían la pista. Pese a que el capitán Wickes tenía órdenes explícitas de evitar confrontación alguna en la costa de Francia, tuvo la osadía de capturar dos bergantines. El primero de ellos, el 27 de noviembre a cincuenta millas al sur oeste de Belle-Ile en la costa bretona Francesa. La presa fue el bergantín LaVigne, al mando del capitán James Pratchell, perteneciente al puerto de Hull, Inglaterra, cuando iba en dirección a Rochefort con un cargamento de semillas de lino y brandy, propiedad de varias firmas comerciales francesas. Tras el apresamiento colocó en él una tripulación de cuatro expertos marinos y trasladó al capitán y a la tripulación a bordo del Reprisal. Días más tarde apresó el George, un pequeño bergantín irlandés de Cork. Debido al fuerte temporal, las tres naves fondearon el 3 de diciembre de 1776 en la bahía de Quiberon, cerca de la desembocadura del río Loira, Francia. Parte del brandy del La Vigne fue trasladado al Reprisal y el resto vendido. Por primera vez Franklin era testigo y de alguna manera cómplice de un ataque corsario. En ese instante comprendió la utilidad de este tipo de acciones.
Posiblemente Wickes recibiera directamente del Committee of Secret Correspondence las órdenes de atacar esos barcos. Para Franklin, como uno de sus miembros, era una oportunidad ver de primera mano la viabilidad de entregar en los puertos franceses las presas capturadas.
De hecho, esa información le sería muy útil de cara a la estrategia a desarrollar en París, pues ya ideaba un plan para otorgar comisiones de servicio a otros capitanes. Tras el retraso ocasionado por los ataques y el temporal, el Reprisal desembarcó a Benjamin Franklin el 3 de diciembre en la ciudad portuaria de Auray.
Lo que pasó después está escrito en la historia americana y Wickes pasó a ser el tercer mejor corsario de la guerra de independencia, tras John Paul Jones y Gustavus Conyngham. Capturó 25 navíos británicos y consiguió que los seguros de los fletes se incrementarán un 28%, un desastre para los ingleses.
Nunca capturó navío español alguno, como sí hicieron otros compatriotas suyos, leal a los suyos y a sus amigos de Tenerife su nombre está profusamente grabado en los archivos de nuestra isla esperando a que alguien lo desvele. Naufragó en una tormenta en 1777 de regreso a América y a su muerte Franklin dijo de él que fue un hombre de una gran dignidad y galante como pocos.
Carlos Cólogan Soriano