Quantcast
Channel: Canary Island in history
Viewing all articles
Browse latest Browse all 161

La arqueología domestica en Tenerife y la caja china

$
0
0
¿Por qué esperar a que los objetos se deterioren y queden enterrados para luego desenterrarlos cuando podemos hacerlo ya mismo? ¿En ese caso podríamos calificarlo como un descubrimiento arqueológico?
¿Porqué digo esto?, pues porque muchas veces hasta el objeto más cotidiano e incluso aquellos que tenemos simplemente arrinconados son los verdaderamente prodigiosos y que merecen ser rescatados como si de un descubrimiento arqueológico se tratara. Digo esto porque algo de eso me sucedió hace un par de años en casa de una tía mía, mi querida madrina para más señas, que para sorpresa de todos sacó de debajo de una mesa una vieja caja que llevaba allí, según me decía, decenas de años.
Nadie sabía cómo había llegado hasta allí y precisamente por eso, porque siempre estuvo allí, pasó a ser invisible a todos. Y es que no hay nada mejor que poner un objeto delante de nuestros ojos para volverlo invisible.
Hace unos años me dio por investigar a un antepasado mío que fue embajador de España. Se llamaba Bernardo Cólogan y la principal razón para dedicarle dos años de mi vida fue por haber localizado otro objeto inadvertido suyo. Este era un libro de recuerdos de su estancia en China donde estuvo desde 1895 hasta 1902. El libro era un espectacular álbum fotográfico firmado por todo el cuerpo diplomático así como por los negociadores chinos. Como decía mi padre y mi tía Cristina, "un libro lleno de chinos". Me parto.

Tras haber publicado mi libro, el siguiente objeto en aparecer fue una bellísima caja ornamentada con filigranas chinas. Al abrirla aparecen dedales, agujas hechas de marfil con unos detalles muy hermosos. Con varias baldas la caja es frágil pero cumplía su función para la costurera que lo usaba.
La cajita de costura china solo era uno más de los objetos que se trajo Bernardo en su equipaje. No sabría decir si se la regaló la emperatriz Ci-Xi, el príncipe Chung o una simple asistente doméstica. La verdad es que eso me da igual, solo sé que me trae al recuerdo sus vivencias en China.
Así, poco a poco, voy adiestrando mi “visión-arqueológica-doméstica” y ya he identificado en otras casas un ajedrez chino suyo y varios abanicos del celeste imperio que también le pertenecían. Claro, con todos estos objetos puestos ya en su contexto y con la memoria recuperada del personaje todo adquiere más valor y ese es el objetivo final.
Digo esto porque este hecho me viene sucediendo con relativa frecuencia en los últimos años, apreciando retratos, pinturas u artefactos en casas de amigos y familiares que ni ellos mismos reconocen.
Por tanto ahora caigo en que es muy cierto que la ignorancia tiene virtudes y defectos. Por un lado protege los objetos más valiosos de la rapiña pero también los condena al ostracismo de la indiferencia que en cierto modo también los protege. !Y ojo!, que no trato en ningún caso de juzgar al que los guarda, que bastante ha hecho en conservarlos en buen estado, pero entre todos deberíamos saber de dónde vienen las cosas que nos rodean pues en muchos casos estas esconden bellas historias que merecen un recuerdo.

Tal vez por eso la cajita China llegó a mis ojos y la supe reconocer y tal vez fue tío Bernardo el que la puso ahí para que solo yo la reconociera.
Bueno, si es así, gracias a Dios por tener ojos para ver y reconocer. Así que ya sabes, mira en tu casa, en la de tus padres, en la de tus abuelos y pregúntate por qué está ahí ese objeto, quien lo puso ahí y qué te cuenta. Verás que acabas siendo un arqueólogo de tu propia historia.

Viewing all articles
Browse latest Browse all 161

Trending Articles