UN EMMY PARA BERNARDO DE GÁLVEZ
Hace unos días que se entregaron los Emmy, galardones norteamericanos que premian anualmente la excelencia en la industria de la televisión estadounidense. Una de las agraciadas fue la periodista tinerfeña María Rozman [Santa Cruz de Tenerife, 1971] que se hizo con dos de los prestigiosos premios, uno por un reportaje sobre un boxeador y otro sobre “un general español” clave para la independencia de los EEUU.
Ese general, de nombre Bernardo de Gálvez y Gallardo, fue un militar muy querido y apreciado por George Washington, pues su ayuda fue decisiva en las campañas contra los británicos durante la Guerra de la Independencia [1776-1783]. Posteriormente en 1785 se convirtió, nada menos, que en virrey de Nueva España, actual México.
Ese mismo año, los canarios ya conocían la feliz noticia del nombramiento y no dudaron en hacérselo saber. Desde México escribió Bernardo a Tenerife el 26 de diciembre de 1785 para agradecer a su buen amigo y tocayo Bernardo Cólogan Valois sus palabras.
Mui estimado Amigo mío. Con el mayor aprecio he recivido las dos Cartas de 25 de agosto, en que me felicita Vuestra Merced por el ascenso a este Virreynato con expresiones, que confirman el buen afecto que debo a Vuestra Merced, y a que correspondo reconocido como debo, asegurándole también de la que verdaderamente le profeso, y de que en todas disposiciones me hallará siempre dispuesto a complacerle en quanto dependiese de mis facultades.
Por supuesto hasta donde ellas me lo permitan no dexaré de atender a todos los Ysleños, en que se comprende su recomendado de Vuestra Merced Don Antonio Ponte, pero particularmente a nuestro común amigo Don Pedro Franchi, cuia familia me merece sin duda la maior estimación.
Yo estoy bien satisfecho de que en lo general me la profesan en esa Ysla, y así tampoco dudo que los contertulianos de Vuestra Merced se distinguiesen en el júbilo al saber la última gracia que deví a la piedad del Rey, y Vuestra Merced les dará muchas en mi nombre.
La relación de Bernardo de Gálvez con las islas se remonta a muchos años antes pues su padre, Matías de Gálvez se trasladó a vivir a Tenerife junto a su mujer Josefa Gallardo en 1757. El joven Bernardo llegó con ellos a la isla con tan solo once años y aquí permaneció hasta 1762, cuando fue reclamado por su tío José de Gálvez iniciando su fulgurante vida militar. En los pocos años de su niñez fraguó varias amistades que le acompañaron el resto de su vida y que fueron muy aprovechadas por los isleños.
Sus amistades tinerfeñas también se vieron reforzadas por las de su padre, que permaneció en la isla hasta 1778 en cargos muy relevantes. En ese año el hermano menor de Matías, José de Gálvez, era Ministro de Indias y la persona de confianza de Carlos III para su imperio americano y así el destino de Matías pasó por Centroamérica donde combatió y expulsó a los británicos. Pero lo más significativo fue el traslado de numerosos soldados canarios para dotar los batallones españoles en la Luisiana y su poblamiento por orden de José de Gálvez. Así pues fueron los Gálvez quienes establecieron los primeros asentamientos de canarios en Norteamérica.
Tras la guerra, en 1783, Matías fue nombrado Virrey de Nueva España hasta su prematura muerte un año más tarde. Mientras, su hijo se encontraba en España recibiendo las aclamaciones y el reconocimiento de Carlos III, y siendo Conde de Galveston conoció la grave enfermedad de su padre. De regreso, como siempre hacía, recaló en Tenerife recibiendo el reconocimiento del pueblo y de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife.
En esos días Bernardo tuvo tiempo tuvo para saludar a sus amigos e irse con lo más preciado de la isla, sus vinos. El Señor Gálvez se a embarcado a quien se le entregó los 4 barriles de Vino conferidos en precisión; de parte de Vuestra Merced, e advirtiéndole que no se podía valer de mejor ocasión para ofrecer dos de dichos barriles al Señor Virrei que se sirviere dirigirlos quando tenga oportunidad y se lo entregó las de Don Bernardo Ascanio para el Señor Virrei
A su llegada a la Habana, conoció la noticia del fallecimiento de su padre y se convirtió en 1785 en el nuevo Virrey de Nueva España. La gloria de Bernardo eclipsó a la de su padre y la de su tío y ha sido él quien pasó a formar parte de la gran historia de España pues tal fue su aportación para la independencia americana que los propios padres fundadores ordenaron que su cuadro fuera colgado como homenaje en las paredes del capitolio.
Ese hecho no sucedió pues por diversos avatares se olvidó durante dos siglos hasta que en 2008 el investigador malagueño Manuel Olmedo Checa redescubrió un documento que demostraba que el Congreso Continental había prometido, el 8 de mayo de 1783, colgar un retrato de Bernardo de Gálvez en su sede como agradecimiento por su ayuda logística y militar en la independencia. La española Teresa Valcarce Graciani culminó de forma desinteresada y ciertamente épica que el Congreso Americano cumpliera su promesa olvidada.
Ahora nuevamente los hilos del destino vuelven a conectar Tenerife con los Gálvez, pues una tinerfeña, María Rozman, les rescata para la gran audiencia y es que las Islas Canarias y Norteamérica forman parte de una historia común poco difundida y a la espera de nuevos descubrimientos. Tal vez, el Emmy y su popularidad sea el reconcomiendo a la epopeya americana y a la especial contribución que las islas siempre tuvo. Los cronistas del siglo XVIII decían sobre los Gálvez; ¿Quién manda en el mundo?, José, el Primero, Matías, el segundo y Bernardo, el tercero. Fiscal… Virrey, Virrey… Ministro. Y Ministro… Rey. El padre aquí, el hijo en La Habana y el espíritu en España..”